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Un interesante artículo, que aporta datos muy importantes sobre la existencia de las reservas de petróleo, que no son un problema central; para no decir que existen en exceso, digamos que son suficientes holgadamente. Ni la producción del crudo que es adecuada para la demanda. El problema es la falta de capacidad de refinamiento de las grandes empresas petroleras y la especulación capitalista. Recorre situaciones como la guerra geoestratégica y el terrorismo incrementado contra empresas petroleras y se centra en el comportamiento del consumidor, que debe ahorrar combustible, como una solución. Pero deja planteada la necesidad de un cambio tanto en el modelo energético como en el modelo social
Un interesante artículo, que aporta datos muy importantes sobre la existencia de las reservas de petróleo, que no son un problema central; para no decir que existen en exceso, digamos que son suficientes holgadamente. Ni la producción del crudo que es adecuada para la demanda. El problema es la falta de capacidad de refinamiento de las grandes empresas petroleras y la especulación capitalista. Recorre situaciones como la guerra geoestratégica y el terrorismo incrementado contra empresas petroleras y se centra en el comportamiento del consumidor, que debe ahorrar combustible, como una solución. Pero deja planteada la necesidad de un cambio tanto en el modelo energético como en el modelo social
En:
Petróleo y cambio social
05.08.08
JORGE XIBERTA BERNAT
DIRECTOR DEL DEPARTAMENTO DE ENERGÍA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO
El petróleo constituye una preocupación a escala mundial como consecuencia del elevado precio del barril.
Quizá todavía más sorprendente ha sido su evolución desde el 2001, en el que se pagaba a 10 dólares, hasta duplicar el precio del 2007.
Ante esta situación, cabe preguntarse por las causas determinantes de esta evolución.
La primera que se podría apuntar es que el petróleo se está agotando por su condición de recurso finito.
Hay que indicar, sin embargo, que en la actualidad las reservas probadas existentes superan todo el crudo consumido hasta la fecha por la humanidad.
Además, ya hay detectadas, aunque no registradas, reservas por un valor siete veces superior a las anteriores y a las que habría que añadir otro tanto por parte de los petróleos no convencionales.
Si las reservas no son el problema podría pensarse que éste radica en el suministro, máxime cuando los países consumidores han culpado a la OPEP, y especialmente a Arabia Saudí, por no elevar la producción con el fin de abaratar el crudo.
Estos países han manifestado que la producción es la adecuada porque toda la demanda está siendo abastecida y las reservas almacenadas por los distintos países son las idóneas.
Son los países productores los que han señalado como principal factor del espectacular incremento del precio a los grandes fondos de inversión y capitales especulativos que, por la debilidad del dólar y de las bolsas, como consecuencia de la continuidad de las crisis financieras y contracciones crediticias, han orientado sus inversiones a otros activos refugio, como el oro, las materias primas (metálicas y alimenticias) y el crudo.
El segundo factor en importancia, apuntan los miembros de la OPEP, se debe a la capacidad de refino, ya que el aumento de la demanda se concentra mayoritariamente en los combustibles para el transporte.
El sector del refino no ha hecho las inversiones necesarias para poder atenderla con la holgura debida y, consecuentemente, la capacidad de refino se encuentre cerca de los valores máximos, lo que exige construir nuevas unidades de conversión.
Éstas, aunque se espera que entren en funcionamiento en los próximos años, comportan unas inversiones muy elevadas que repercutirán en el precio de los productos finales, en general, y en los de la gasolina y el gasóleo, en particular.
Además hay que considerar razones geoestratégicas, como las tensiones políticas en Irán y bélicas en Irak, países de un área geográfica donde se concentran el 60% de las reservas.
En este apartado hay que incluir la acción el terrorismo en instalaciones petroleras.
Resulta preocupante constatar que en los últimos 40 años se han producido más de 34.000 actos terroristas que han afectado al sector petrolero (oleoductos, secuestros y muertes del personal de las compañías, ataques con explosivos y armas).
Todo ello determina que el mercado del petróleo en estos días no responda a las tradicionales leyes de la oferta y la demanda.
Algunos especialistas opinan que si se rigiera por ellas el precio objetivo del crudo se situaría alrededor de los 50 dólares/barril, la tensión geoestratégica añadiría unos 40-50 dólares y la especulación, los 30 dólares restantes hasta llegar al precio actual.
Si nos preguntamos por las acciones para reducir el impacto del petróleo en nuestra sociedad, una medida que de forma inmediata podemos adoptar es la de un uso más eficiente de la energía, repetidas veces apuntada, tanto por la Agencia Internacional de la Energía, como por la Unión Europea.
Andrés Pielbags, comisario europeo de la Energía, ha insistido una vez más en su condición de medida urgente e imprescindible para disminuir la demanda de este combustible.
La promoción continua de la eficiencia energética, señala el comisario, debe incorporar de un modo especial el sector del transporte por carretera por ser éste el principal consumidor de productos petrolíferos.
En el pasado, ya se puso de manifiesto no sólo su gran potencial, por el que merecería ser considerado como el principal recurso energético del momento, sino su compatibilidad con el desarrollo.
La secretaria general de la Asociación Europea de la Industria del Petróleo, dentro del marco del XIX Congreso del Petróleo celebrado en Madrid y que se clausuró el 3 de julio, señaló la apuesta decidida de los integrantes de la Asociación para reducir la dependencia de la UE del petróleo con actuaciones encaminadas a mejorar la eficiencia energética en esta industria, proponiendo acciones con el mismo fin a los fabricantes de vehículos y, sobre todo, sensibilizando a los consumidores a través de campañas específicas acerca del uso eficiente de los combustibles en el transporte. En este compromiso se destaca el papel principal, a la vez que necesario, del consumidor para lograr los objetivos propuestos.
La Comisión Europea ha acuñado la expresión «pensar en global, actuar en local» para subrayar que la reducción del consumo de energía del 20% en el 2020 -uno de sus objetivos- no se logrará sino como fruto de la suma de las modestas contribuciones individuales.
A título de ejemplo, tenemos que los límites de velocidad en carretera recientemente establecidos comportan un menor consumo para un recorrido determinado, consumo que se dispara exponencialmente a mayores velocidades. El Instituto de Diversificación y Ahorro Energético español ha evaluado en un 15% el ahorro medio de carburante que se conseguirá con esta normativa.
Esta evolución del sector parece anticipar el inicio del fin de una época de precios bajos o moderados, lo que acelerará el tránsito a un nuevo modelo menos dependiente de los combustibles fósiles y nucleares.
Nos encontramos en los albores de un nuevo escenario como resultado del rápido incremento de la demanda, en el que se pueden presentar situaciones parecidas con otros productos en el futuro inmediato.
Parece que si queremos mantener el Estado del bienestar alcanzado, junto con el cambio de modelo energético se apunta un nuevo marco social en donde el ¿qué puede hacer la sociedad por mí? deberá ir parejo con el ¿qué debo hacer yo por la sociedad?
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05.08.08
JORGE XIBERTA BERNAT
DIRECTOR DEL DEPARTAMENTO DE ENERGÍA DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO
El petróleo constituye una preocupación a escala mundial como consecuencia del elevado precio del barril.
Quizá todavía más sorprendente ha sido su evolución desde el 2001, en el que se pagaba a 10 dólares, hasta duplicar el precio del 2007.
Ante esta situación, cabe preguntarse por las causas determinantes de esta evolución.
La primera que se podría apuntar es que el petróleo se está agotando por su condición de recurso finito.
Hay que indicar, sin embargo, que en la actualidad las reservas probadas existentes superan todo el crudo consumido hasta la fecha por la humanidad.
Además, ya hay detectadas, aunque no registradas, reservas por un valor siete veces superior a las anteriores y a las que habría que añadir otro tanto por parte de los petróleos no convencionales.
Si las reservas no son el problema podría pensarse que éste radica en el suministro, máxime cuando los países consumidores han culpado a la OPEP, y especialmente a Arabia Saudí, por no elevar la producción con el fin de abaratar el crudo.
Estos países han manifestado que la producción es la adecuada porque toda la demanda está siendo abastecida y las reservas almacenadas por los distintos países son las idóneas.
Son los países productores los que han señalado como principal factor del espectacular incremento del precio a los grandes fondos de inversión y capitales especulativos que, por la debilidad del dólar y de las bolsas, como consecuencia de la continuidad de las crisis financieras y contracciones crediticias, han orientado sus inversiones a otros activos refugio, como el oro, las materias primas (metálicas y alimenticias) y el crudo.
El segundo factor en importancia, apuntan los miembros de la OPEP, se debe a la capacidad de refino, ya que el aumento de la demanda se concentra mayoritariamente en los combustibles para el transporte.
El sector del refino no ha hecho las inversiones necesarias para poder atenderla con la holgura debida y, consecuentemente, la capacidad de refino se encuentre cerca de los valores máximos, lo que exige construir nuevas unidades de conversión.
Éstas, aunque se espera que entren en funcionamiento en los próximos años, comportan unas inversiones muy elevadas que repercutirán en el precio de los productos finales, en general, y en los de la gasolina y el gasóleo, en particular.
Además hay que considerar razones geoestratégicas, como las tensiones políticas en Irán y bélicas en Irak, países de un área geográfica donde se concentran el 60% de las reservas.
En este apartado hay que incluir la acción el terrorismo en instalaciones petroleras.
Resulta preocupante constatar que en los últimos 40 años se han producido más de 34.000 actos terroristas que han afectado al sector petrolero (oleoductos, secuestros y muertes del personal de las compañías, ataques con explosivos y armas).
Todo ello determina que el mercado del petróleo en estos días no responda a las tradicionales leyes de la oferta y la demanda.
Algunos especialistas opinan que si se rigiera por ellas el precio objetivo del crudo se situaría alrededor de los 50 dólares/barril, la tensión geoestratégica añadiría unos 40-50 dólares y la especulación, los 30 dólares restantes hasta llegar al precio actual.
Si nos preguntamos por las acciones para reducir el impacto del petróleo en nuestra sociedad, una medida que de forma inmediata podemos adoptar es la de un uso más eficiente de la energía, repetidas veces apuntada, tanto por la Agencia Internacional de la Energía, como por la Unión Europea.
Andrés Pielbags, comisario europeo de la Energía, ha insistido una vez más en su condición de medida urgente e imprescindible para disminuir la demanda de este combustible.
La promoción continua de la eficiencia energética, señala el comisario, debe incorporar de un modo especial el sector del transporte por carretera por ser éste el principal consumidor de productos petrolíferos.
En el pasado, ya se puso de manifiesto no sólo su gran potencial, por el que merecería ser considerado como el principal recurso energético del momento, sino su compatibilidad con el desarrollo.
La secretaria general de la Asociación Europea de la Industria del Petróleo, dentro del marco del XIX Congreso del Petróleo celebrado en Madrid y que se clausuró el 3 de julio, señaló la apuesta decidida de los integrantes de la Asociación para reducir la dependencia de la UE del petróleo con actuaciones encaminadas a mejorar la eficiencia energética en esta industria, proponiendo acciones con el mismo fin a los fabricantes de vehículos y, sobre todo, sensibilizando a los consumidores a través de campañas específicas acerca del uso eficiente de los combustibles en el transporte. En este compromiso se destaca el papel principal, a la vez que necesario, del consumidor para lograr los objetivos propuestos.
La Comisión Europea ha acuñado la expresión «pensar en global, actuar en local» para subrayar que la reducción del consumo de energía del 20% en el 2020 -uno de sus objetivos- no se logrará sino como fruto de la suma de las modestas contribuciones individuales.
A título de ejemplo, tenemos que los límites de velocidad en carretera recientemente establecidos comportan un menor consumo para un recorrido determinado, consumo que se dispara exponencialmente a mayores velocidades. El Instituto de Diversificación y Ahorro Energético español ha evaluado en un 15% el ahorro medio de carburante que se conseguirá con esta normativa.
Esta evolución del sector parece anticipar el inicio del fin de una época de precios bajos o moderados, lo que acelerará el tránsito a un nuevo modelo menos dependiente de los combustibles fósiles y nucleares.
Nos encontramos en los albores de un nuevo escenario como resultado del rápido incremento de la demanda, en el que se pueden presentar situaciones parecidas con otros productos en el futuro inmediato.
Parece que si queremos mantener el Estado del bienestar alcanzado, junto con el cambio de modelo energético se apunta un nuevo marco social en donde el ¿qué puede hacer la sociedad por mí? deberá ir parejo con el ¿qué debo hacer yo por la sociedad?
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