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HISTORIA DEL PETROLEO EN COLOMBIA
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La Concesión de Mares:
En febrero de 1903, después de la Guerra de los Mil días el Coronel Jose Joaquín Bohórquez, encontró nuevamente el Campo Infantas. El Coronel arribó a Barranca con el fin de promover el establecimiento de una empresa de transporte fluvial por los ríos, Opón, la Colorada y Oponcito.
Llegó en pos de una empresa de transportes y encontró.... Petróleo! a él se le debe dar el crédito de haber sido el primero en hacer conocer con fines industriales, ciertas muestras de crudo en Colombia.
Un año después, don José Joaquín Bohórquez viaja a Cartagena con muestras de crudo para Diego Martínez comerciante de petróleo que lo traía de las Islas Martinica, a 5 centavos la lata de cinco galones, para el alumbrado público. Sin embargo, el beneficio del descubrimiento fue el grupo que, encabezado por don Roberto de Mares, ciudadano de ascendencia francesa (a quién Bohórquez había enterado de su hallazgo) celebró, el 28 de Noviembre de 1905, un contrato con el gobierno, representado por el Ministro Garcés, para la explotación de petróleo y asfalto, el cual fue aprobado dos días después por el Concejo de Ministros; el día 6 de diciembre lo firmó el Presidente General Rafael Reyes y el día 15 se elevó a Escritura Pública No. 2207 de la Notaría Segunda de Bogotá.
De allí el nombre de la CONCESION DE MARES, situada en los territorios ubicados entre los ríos Carare y Sogamoso, a lo largo del río Magdalena.
Por otra parte, después de la legalización de esta concesión, el Coronel José Joaquín Bohórquez tuvo que acudir a los tribunales para obligar a De Mares a que cumpliera las obligaciones contraídas con él en vísperas de la firma del contrato, venciendo en su empeño y recibiendo, además, el reconocimiento oficial como descubridor del petróleo y el correspondiente otorgamiento de una pensión.
El contrato de la Concesión de Mares se le fijó un término de 30 años, con el compromiso de dar inicio a la explotación de los yacimientos a los dieciocho meses de la aprobación del documento, o de lo contrario caducaría.
Se impuso la obligación de emplear los dineros de la sociedad que se organizara, en la extracción de petróleo crudo, en refinarlo y separar sus componentes; dándolo al consumo del país a un precio que permita hacer la competencia al que importa de Europa o los Estados Unidos.
Como regalías se fijó el 15 % del producto neto de toda la producción por semestres vencidos. La concesión cubría un área de 533,922 hectáreas y se exoneraría al concesionario del impuesto de exportación en caso de que se llegara a embarcar el petróleo con destino a los mercados mundiales.
No figuraba en el contrato cláusula alguna de reversión; a pesar de que ya ésta era obligatoria por remisión al Código Fiscal y a que existía el antecedente en en contrato de la Concesión Barco, recientemente firmado, en donde si se incluyó. Así mismo, no se sometió a la aprovación del Congreso, como lo estipulaba la Ley 30 de 1903.
Relatos tomados de los libros "Crónica de la Concesión de Mares" escrito por Don Miguel Angel Santiago Reyes y "Ecopetrol: Historia de una gran Empresa", escrito por el Ex-Ministo Jorge Bendeck Olivella.
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